[OPINIÓN] Voces de auxilio: indignación y terror de los afectados

Por: Erick Gamarra Guerra

Estos días son muy duros en Perú. Lo que ocurrió el domingo último en la noche en Vizcatán del Ene rompe el corazón de cualquier ser humano. No debería haber motivos ni razones para masacrar a varones, mujeres o niños.

Lo que vino después es más que criticable. La masacre que aún no se esclarece fue usada por políticos y la mayoría de los medios de comunicación para politizar el hecho. Da igual quienes murieron, lo que esto genera a sus familiares, la confusión y el terror que se propaga en las zonas aledañas, lo que importa es que, desde lejos, todos vean lo que “puede pasar” si es que uno de los candidatos toma el poder. ¿Todo vale?

Tras comunicados cuestionados y entrevistas a generales, el juez de Paz de San Miguel de Ene, Leonidas Casas, pudo declarar. Esta autoridad manifestó la indignación y el dolor de la comunidad afectada frente al actuar de las fuerzas del orden y la prensa. Ellos pedían ayuda para identificar a los fallecidos, mientras la Policía adelantaba información sin ni siquiera estar en el lugar de los hechos y el conglomerado periodístico retransmitía y retransmitía, misma agencia de relaciones públicas.

Por otra parte, la Central Asháninka del Rio Ene (CARE), organización representante de los derechos de las comunidades del Vraem, también se pronunció. Son cinco puntos en los que exponen la actual problemática de la zona y al principal enemigo: el narcotráfico. No niegan la presencia de remanentes terroristas, pero es importante conocer el funcionamiento a modo “cluster” de narcos y terrucos.

Por ahora, esta organización asháninka pide que no se desactiven los más de 40 Comités de Autodefensa y Desarrollo (CAD) del área en cuestión, tal y como lo ha dispuesto el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Estos comités fueron y son una importante estructura de resguardo de nuestros hermanos peruanos que viven a la espalda de los gobiernos nacionales y bajo el dominio del narcoterrorismo. Ya les quitaron voz, justicia y desarrollo, no les arrebatemos la única arma con la que se siguen defendiendo.